Nada más llegar, uno se encuentra con el dueño, Gary Turner, que sale a recibir a todos los visitantes, les pregunta por su procedencia, les echa unas fotos con su vieja gasolinera de fondo y les ofrece sentarse con él a charlar y a tomar unos refrescos. El día que fuimos nosotros también estaba su hija Jeanette, y fue ella la que nos enseñó todo lo que ha construido allí su padre.
Porque aunque parezca mentira, Gay Parita Sinclair es la recreación de una antigua gasolinera, construida en 1930 y destruida por el fuego en 1955. La ambientación es perfecta, con los viejos surtidores, el taller repleto de herramientas y objetos de la época, una vieja camioneta, un coche en proceso de eterna reparación, un camión cisterna listo para llenar... Todos los detalles están cuidados con mucho cariño, y eso se nota, pero la principal atracción, como ya digo en el título, es la hospitalidad.
Cualquier persona que haya pasado por ahí se va a llevar un buen recuerdo, porque como dijimos en su día, hacen que te sientas especial. A nosotros nos dieron buenos consejos para disfrutar más de la Ruta 66, nos recomendaron algún lugar escondido que no sale en las guías, nos regalaron una foto vintage de la gasolinera, nos dedicaron un libro que compramos allí, en fin, como dicen en su lema: "Friends for life".
Si pasas por Missouri, no puedes dejar de firmar en el libro de visitas de Gary's Gay Parita Sinclair, es un lugar que no olvidarás.
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