Porque aunque parezca difícil de creer, Chicago tiene numerosas playas de arena fina. Toda la costa de la ciudad ha sido moldeada por la mano del hombre, así que esas playas son artificiales, pero aún así tienen su encanto y son una buena alternativa para los días soleados (Me pregunto si habrán muchos de esos).
Cerca de la playa está Lincoln Park, uno de los grandes parques urbanos de Chicago. No es ni mucho menos tan agreste como Central Park, en Nueva York, está mas cerca de un gran jardín que de un bosque. Ofrece agradables paseos, zonas deportivas, museos, y un zoológico de primer nivel mundial.
Habíamos leído muy buenas opiniones sobre el zoo de Lincoln Park, y la realidad ha superado con creces lo esperado. Mucha variedad de especies en buenas recreaciones de sus hábitats: felinos, aves, insectos, reptiles... Nos ha gustado especialmente la zona de los primates y la piscina del león marino. Sorprende que un zoológico de este nivel sea totalmente gratuito.
Intermedio gastronómico (I): El Hot Dog Chicago Style.
Para almorzar el menda se ha metido un perrito caliente al estilo de Chicago. Esto es: Panecillo con semillas, una tira alargada de pepino, lonchas de tomate, cebolla cruda, mostaza amarilla, guindillas verdes, green relish (una salsa picante verde) y... ¡ah si! Un hot-dog 100% de carne de ternera. Si se viene a Chicago hay que probarlo, a mí me encantan, pero pasadas unas horas, su ingesta ha tenido consecuencias nefastas para mi aparato alimenticio, las cuales no detallaré para no herir sensibilidades.
Saliendo del zoo por la parte norte hay otra pequeña atracción, un jardín botánico dentro de un invernadero de cristal, que es precioso. Verlo es cosa de veinte minutos, pero es como un oasis de tranquilidad tras el ajetreo del zoo.
Después de salir de Lincoln Park, un bus nos ha dejado en un momento en el centro de Chicago. Es muy fácil hacerse con el transporte público de esta ciudad, recomiendo comprar una tarjeta Ventra y un abono de viajes ilimitados. Se acaba amortizando.
Hemos parado cerca del Chicago River para ver de cerca uno de los puentes que lo cruzan. Todos los puentes de esta parte de la ciudad son levadizos, pero este ha sido el primero que hemos visto izado. Yo de hecho pensaba que casi nunca los alzaban, ya que crea un pequeño caos de tránsito en la zona.
Intermedio gastronómico (II): Deep Dish Pizza
A ver, no lo voy a negar, llevamos 14 días comiendo de forma malsana y eso puede haber tenido algo que ver en mi valoración, el perrito ultra picante de la mañana también, pero tengo que decir que las pizzas "de plato hondo" de Chicago no son para mí. Hemos ido a Lou Malnati's, que tiene fama de ofrecer la mejor, y hemos pedido la pequeña de pepperoni. La primera impresión, como le oí decir a un humorista neoyorquino en Youtube, es que esto no es una pizza, es una sopa de tomate y queso servida en un bol de pan. Los primeros bocados no están mal, el gusto es fuerte, pero está muy buena, y parece que el reto de acabarla no es insuperable.
Tras llegar a la mitad la cosa cambia, sólo ante el peligro por deserción de mi querida acompañante, el último cuarto ha acabado repartido entre el cubo de la basura y una afortunada ardilla que pasaba por allí. Deberían venderla con una cajetilla de antiácidos incorporada. En la batalla particular entre la pizza neoyorquina y la de Chicago, sin duda, por goleada, gana la de New York.
Había que bajar de alguna manera los dos quilos de tomate y queso, así que hemos caminado por el Grand Park, la fuente de Buckingham, con sus preciosas vistas de los rascacielos de fondo y el paseo marítimo... ¿O habría que decir "paseo laguítimo"? Cuesta creer que lo que baña a Chicago sea un lago y no el mar.
Para terminar, en el auditorio del Millenium Park estaba a punto de comenzar el concierto gratuito de música clásica, así que hemos tomado asiento en la grada y nos hemos dejado arrullar por la música de Mozart. Recomiendo a todos los visitantes de Chicago que se informen del programa de actividades del Jay Pritzker Pavilion, porque en verano igual proyectan sesiones de cine, que conciertos de todos los estilos. El auditorio en si es una atracción, pero mejor disfrutarlo en funcionamiento.
Y nada más por hoy, esto se acaba y mañana ya nos toca hacer las maletas y volar de vuelta a casa. Ha sido un viaje completo, al final hemos hecho y visto casi todo lo que nos habíamos propuesto de antemano, incluso diría que más. Hemos cometido algunos errores, como por ejemplo ir demasiado a saco los primeros días en Nueva York, y eso lo hemos pagado físicamente esta segunda semana, donde hemos tenido que aflojar para compensar el cansancio.
Con todo, los buenos momentos son los que vamos a recordar para siempre, y han sido infinitamente más que los malos. Os queremos dar las gracias a todos los que nos habéis seguido, comentado, puesto "me gusta" en la página de facebook, o simplemente leído de vez en cuando. Cuando empezamos este blog hace tres años, con motivo de la Ruta 66, la única intención era que la familia y amigos supiesen por donde andábamos y que estábamos bien sin tener que gastar dinero en llamar a casa. Ahora venimos teniendo entre 200 y 300 páginas leídas al día, que quizá en el mundillo de los blogs no sea mucho, pero para nosotros es un mundo. Otra vez, a todos: GRACIAS.
Judit y Javi
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